A medida que se despejan las incógnitas sobre la COVID-19, aparecen nuevas dudas. Sin embargo, hay algunos aspectos que cada vez están más claros en cuanto a su transmisión.
Hacía décadas que no nos enfrentábamos a una pandemia mundial de semejantes características. Por otro lado, jamás nos habíamos encontrado tan tecnificados y avanzados científicamente. A pesar de ello, la respuesta contra la pandemia, da la impresión, debería ser más rápida.
La leche de camella es un recurso extremadamente preciado en algunos puntos del planeta donde acceder al agua y otros alimentos es casi imposible.
Cuando un medicamento o vacuna sale al mercado lo hace con una garantía de que es seguro. Por supuesto, en ciencia no existen las certezas absolutas en este tipo de cuestiones, pero los ensayos clínicos tienen como objetivo acercarse lo máximo posible a dicha certeza.
Hace un tiempo hablamos de la basura electrónica, un mal que acecha al mundo y que es muy difícil de afrontar. Pero eso no quiere decir que no se pueda hacer nada para solucionarlo. El esfuerzo conjunto de la ciudadanía y las fuentes oficiales puede ayudar a mitigar este problema social acuciante.
La ciencia es una herramienta que mejora la sociedad, la vida y los límites que podemos alcanzar. Ante los avances de la última era, nuevos retos se presentan en el ámbito científico. Estos son cada vez más específicos y complejos, pero las promesas que aguardan tras su resolución también son mayores. ¿A qué nos enfrentaremos en los años venideros?