Por qué la ciencia avanza tan lenta

Hacía décadas que no nos enfrentábamos a una pandemia mundial de semejantes características. Por otro lado, jamás nos habíamos encontrado tan tecnificados y avanzados científicamente. A pesar de ello, la respuesta contra la pandemia, da la impresión, debería ser más rápida. Pero esto no es posible ya que, a pesar de los avances, la ciencia es una cosa lenta.

 

Cinco razones que explican por qué la ciencia avanza lentamente

Existen numerosísimas razones que respaldan la complicada cuestión. Sin embargo, entre ellas, cinco pueden resumir de manera adecuada la forma que tiene la ciencia de avanzar.

 

La "forma de hacer ciencia"

¿Qué distingue un conocimiento científico de otro que no lo es? La respuesta es tan concisa como inútil: el método científico. Este, descrito por Descartes en el S. XVII, supone un conjunto de reglas y proposiciones de actuación que permiten hacer pruebas y recoger unos resultados que serán para todos iguales. Será ciencia aquello que pueda ser obtenido a partir del método científico. Pero esto no deja de ser un enunciado muy utópico y nada práctico.

 

  • En general, hasta que no se publica un resultado, no llega a la comunidad científica, por lo que no se puede seguir avanzando, aunque eso ha cambiado en los últimos años, especialmente con la pandemia y el auge de los conocidos como preprints.

 

La realidad es que, a día de hoy, solo se considera ciencia a aquellos hechos que han sido frutos de unos estudios y experimentos y cuyos resultados se han publicado en una revista especial. El proceso de análisis y experimentación puede llevar años y no se puede acelerar, como veremos más adelante. Pero es que el propio proceso de publicación puede llevar meses en sí mismo. En general, hasta que no se publica un resultado, no llega a la comunidad científica, por lo que no se puede seguir avanzando, aunque eso ha cambiado en los últimos años, especialmente con la pandemia y el auge de los conocidos como preprints.

 

El consenso científico

Ya tenemos una publicación y, por tanto, un conocimiento considerado científico. ¿Eso es suficiente? Ni mucho menos. Una de las cuestiones importantes de la ciencia es que se basa en evidencia y esta puede cambiar con el tiempo, la técnica o el contexto. Un hecho científico puntual, representado por un artículo publicado, puede ser rebatido el día de mañana con otro que dice lo contrario o contextualiza al anterior. Esto hace muy difícil asumir hechos, algo que solo ocurre cuando se llega a lo que se denomina consenso científico.

Este consiste en la aceptación general de estos hechos de los que hablábamos, aunque no se hace de manera oficial, sino en base a la información existente. Por ejemplo, el consenso científico está de acuerdo en que la gravedad es una fuerza atractiva relacionada con la masa pero no hay un acuerdo al respecto de por qué necesitamos dormir. Este consenso es indispensable para tomar decisiones acertadas y puede llevar décadas o más en alcanzarse.

 

La experimentación no es fácil

Hay estudios relativamente sencillos en tiempo, pero son muy pocos. Lo más común es que lleven años. ¿Por qué razón? En primer lugar porque el desarrollo técnico es lento. Una vez que se ha alcanzado el estado del arte, y podemos avanzar más rápido, existen algunas barreras infranqueables, como son las biológicas: los estudios con células, animales y seres humanos están sujetos a unos tiempos inevitables.

Además, en cuanto a medicamentos y productos sanitarios, toda investigación requiere de un proceso determinado que pasa por unos estudios en células, en animales y, por último, un proceso de ensayos clínicos, con seres humanos. Estos ensayos suelen llevar décadas y aseguran que los resultados no ponen a nadie en peligro.

 

La seguridad siempre es lo primero

Esto que decíamos, precisamente, es una parte esencial a la hora de desarrollar medicamentos y elementos sanitarios. Los ensayos clínicos comienzan con unas pocas personas, siguen con unas cuantas más y continúan con miles para terminar con centenas de miles. En este procedimiento, que tiene sus tiempos muy marcados, se observa la eficacia y la seguridad. Ante cualquier mínimo problema, un nuevo medicamento paraliza el estudio de inmediato. Como decíamos, esto puede llevar décadas, normalmente, y a veces termina el proceso de forma abrupta, si no se puede garantizar la seguridad de uso.

 

  • Ante cualquier mínimo problema, un nuevo medicamento paraliza el estudio de inmediato.

 

No se pueden cometer errores

Además de la seguridad, existe otro apartado esencial y que está encerrado en el propio espíritu del método científico, y es que este no puede cometer errores. Y no puede hacerlo porque toda la ciencia es aditiva. Imaginemos que un estudio comete un error y otro estudio posterior utiliza sus resultados para continuar en el proceso científico. No solo arrastrará el error anterior, sino que podría impedir que llegue a buen puerto.

 

  • Por estas razones, grosso modo, los científicos se toman tan en serio en hacer las cosas bien hechas y sin errores.

 

Esto, en ocasiones, puede suponer vidas: por ejemplo cuando no se pueda llegar a la cura de una enfermedad porque las bases del estudio no sean adecuadas, o si pone en peligro la seguridad de los pacientes porque las premisas de una investigación se basan en otra errónea o fraudulenta. Por estas razones, grosso modo, los científicos se toman tan en serio en hacer las cosas bien hechas y sin errores. Y no hay mejor aliada de la ciencia que la paciencia, pues las prisas no son buenas, a pesar de la necesidad.

 

Más sobre este tema

 

 
 
 

Este sitio utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita y mejorar nuestros servicios. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, así como cambiar la configuración de cookies en cualquier momento. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Dispone de más información en nuestra Política de Cookies.

  Acepto el uso de cookies de este sitio