Nos ha parecido muy interesante e instructivo el artículo de Guadalupe García, experta en economía circular y desarrollo sostenible, publicado por la Fundación COTEC, y lo recogemos en este espacio para compartirlo. 

En Canarias se promueve la innovación como motor de desarrollo económico y social a través de ACIISI, que figura entre los 100 patronos protectores de la Fundación Cotec junto a empresas privadas y administraciones nacionales de los ámbitos regional y local.

Por Guadalupe García, experta en economía circular y desarrollo sostenible


Imagen: Rafa Avero

‘Oímos hablar de economía circular, cada vez más. Este concepto despierta un interés creciente entre empresarios, políticos y ciudadanos. Un ejemplo ha sido la reciente Cumbre de Cotec Europa. La economía circular supone una alternativa al modelo de producción y consumo actual. Pero, ¿sabemos realmente qué es y qué implica?, ¿somos conscientes de sus beneficios?, ¿del cambio que supone?, ¿de su potencial innovador y disruptivo?

El crecimiento económico de los últimos 250 años se ha basado en un modelo lineal: extraer, fabricar, usar y tirar. Este modelo implica presión sobre los recursos, volatilidad de precios, degradación de ecosistemas y pérdida de capital natural.

En 1930, el economista británico John Maynard Keynes auguraba que en 100 años la humanidad habría vencido su batalla contra la escasez. Sin embargo, hoy la presión sobre las materias primas continúa y crece. Con una previsión de población mundial superior a 8.000 millones de personas en 2030, resulta esperable una saturación progresiva de los recursos y una mayor erosión del entorno. Se requiere un cambio decisivo en el patrón de crecimiento y en la forma en que el ser humano interactúa con la biosfera.

La economía circular surge como una alternativa que permite desvincular el crecimiento económico del consumo de recursos y del deterioro ambiental. Supone una opción prometedora, capaz de solucionar desafíos ambientales mientras crea nuevas oportunidades empresariales.

Según la Fundación Ellen MacArthur, organización de referencia en esta materia, la economía circular es un sistema restaurador y regenerativo, por intención y diseño, que trata de que los productos y materiales mantengan su utilidad y valor en todo momento, integrando ciclos biológicos (que buscan devolver los residuos a la naturaleza) y técnicos (orientados a que los productos estén diseñados para ser reutilizados todo lo posible).

La economía circular no solo trata de residuos, abarca toda la cadena de valor. Nos toca a todos y la colaboración es clave para hacerla realidad

Así, la economía circular no solo trata de residuos, su enfoque es mucho más amplio, ya que al buscar reintegrarlos al ciclo productivo, abarca toda la cadena de valor: diseño, producción, consumo y reciclado, para convertirlos de nuevo en recursos.

Un modelo circular sustituye los insumos materiales y las externalidades negativas sobre el entorno por el conocimiento. Lo hace empleando tecnologías avanzadas y nuevos modelos de negocio basados en los principios de longevidad, renovación, reutilización, reparación, colaboración y desmaterialización.

La transición a una economía circular es una prioridad para la Unión Europea, que argumenta para ello beneficios ambientales (asociados a la protección del medio natural), sociales (nuevos empleos) y económicos (por ahorro de materias primas, competitividad y oportunidades de negocio).

¿Y cómo entra la economía circular en nuestro día a día? ¿Algún ejemplo? Productos como el papel de piedra, fabricado con caliza y resina, que se puede reciclar infinitamente. Teléfonos diseñados para la durabilidad y la fácil reparación. Artículos de moda fabricados con basura marina. Robots que extraen los materiales valiosos de objetos considerados residuos. Servidores informáticos empleados como calefacciones. Parques tecnológicos que imitan los ecosistemas naturales.

Todos estos ejemplos tomados de la realidad de nuestro entorno ilustran qué es la economía circular. La obra de autores como Walter Stahel, Bill McDonough, Michael Braungart o Gunter Pauli, pioneros del pensamiento circular, recoge cientos de casos y ayuda a comprender su  potencial transformador.

El salto del sistema lineal al sistema circular exige un cambio radical de visión, no sólo de empresas y gobiernos, sino de toda la sociedad: implica una transformación de las formas de producir, pero también de la manera de consumir. Son, pues, necesarios cambios disruptivos, cambios tecnológicos, económicos, organizativos, sociales y, en especial, culturales.

La aspiración de un sistema circular estimula ideas creativas e innovadoras

Si innovar, como dijo Peter Drucker, significa encontrar nuevos o mejorados usos a los recursos de que ya disponemos, la innovación es un poderoso catalizador de la economía circular. Y viceversa. La aspiración de alcanzar un sistema circular estimula ideas creativas e innovadoras.

Ante el declive del sistema lineal, el emergente modelo circular convierte la escasez de recursos en nuevas oportunidades y beneficios. La innovación lo hará posible. Ambos conceptos se retroalimentan: innovación y economía circular, un binomio redondo.

Las startups, más ágiles y flexibles, están siendo pioneras en utilizar modelos de negocio circulares. Algunas multinacionales impulsan también iniciativas destacables. Pero, la mayoría de grandes empresas, ¿está apostando lo suficiente por este nuevo modelo?, ¿o su ADN es aún lineal?

Existen motivos potentes para apostar por la economía circular. ¿Qué empresa o gobierno no estaría interesado en reducir su dependencia de los recursos, mientras resuelve retos ambientales y  transforma residuos en ingresos? El discurso es atractivo y motivador. Pero conseguirlo no es fácil.


Imagen: Rafa Avero

Imagen: Rafa Avero

Hacer realidad la economía circular requiere un esfuerzo importante en cuanto a gestión del cambio. Y volviendo a Drucker: para gestionar algo conviene medirlo. Las métricas son fundamentales para administraciones y empresas, facilitan la toma de decisiones y permiten monitorizar el cambio hacia lo circular.

¿Y cuál es la situación de partida? ¿Qué indicadores debemos utilizar? ¿Disponemos de los datos necesarios para analizar y de estándares para comparar? ¿Cómo medir la circularidad? Reflexionar sobre cuestiones de este tipo es un ejercicio importante para pasar de la teoría a la práctica. El informe sobre economía circular publicado por Cotec, el primero sobre este tema que se hace en España, avanza en esta dirección.

La economía circular tiene carácter transversal, atañe a todos los sectores e integra disciplinas y ámbitos de conocimiento tan diversos como biomímesis, nuevos modelos de negocio, bioeconomía, emprendimiento, ciencia ciudadana, nanotecnología, sistemas inteligentes, impresión 3D, innovación social, educativa y financiera, tecnología blockchain, internet de las cosas, inteligencia artificial y robótica.

A todos nos toca la economía circular. Como ciudadanos, empresarios, políticos o académicos, a todos alcanza el cambio que se está produciendo. Y también afecta a los más jóvenes, las nueva generación que deberá hacerla realidad. La colaboración a todos los niveles es clave para conseguirlo.

Esta nueva economía requiere una nueva forma de interpretar el mundo, cambios reales en los valores y comportamientos. Cada uno a nuestra medida tenemos capacidad para facilitar esta transición. En recompensa, surgirá valor donde antes no se veía.

Como ciudadanos, podemos impulsar la economía circular a través de nuestras decisiones económicas (de compra, ahorro, inversión, etc.). Podemos alquilar ciertos bienes en vez de comprarlos y optar por empresas, productos y servicios que incorporen la circularidad. Además, diversas iniciativas ciudadanas, movimientos y comunidades facilitan la puesta en marcha de principios circulares, desde la base y de forma colaborativa.

Las administraciones, por su parte, tienen la capacidad de acelerar la transición circular mediante políticas y legislaciones armonizadas, en línea con las europeas. Pueden también colaborar haciendo un uso proactivo de instrumentos como la compra pública innovadora y la contratación pública verde. Y además tienen la posibilidad de impulsar reformas fiscales y diseñar estrategias educativas.

Algunas empresas, las más innovadoras, aplican ya la circularidad y obtienen con ello una ventaja competitiva. Generan energía a partir de desechos, valorizan subproductos, basan sus modelos de negocio en plataformas colaborativas, crean redes de logística inversa, sustituyen modelos de propiedad por los de pago por servicio o participan en procesos de simbiosis industrial.

Cualquier avance en este proceso ayudará a hacerlo realidad. Una innovación puede traer decenas de innovaciones adicionales. Y esta tendencia ayudará a aterrizar el modelo y a su adopción generalizada y masiva.

La economía circular es uno de los grandes retos creativos de nuestro tiempo. El cambio necesario para conseguirlo es inmenso. La buena noticia es que es posible y beneficioso a múltiples niveles. ¿Apostamos por innovar para escalar la economía circular? Es una oportunidad demasiado buena para perderla. Entonces, ¿damos un paso más?’

 

Información:

http://cotec.es/

 

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