Ciencia Canaria - Reproducción en cautividad, una esperanza al guirre canario

Las crónicas de los naturalistas hablan de la imagen común del guirre en los cielos de todas las islas orientales hasta hace solo 50 años. Foto Elvira Urquijo, EFE

La población de guirres, una variedad de alimoche exclusiva de Canarias, en la actualidad se reduce a unos 270 ejemplares, asentados en Fuerteventura y Lanzarote. De Gran Canaria, los guirres desaparecieron en los años ochenta, pero esta isla ha seguido desempeñado un notable papel para la supervivencia de la especie, con cuidados veterinarios a ejemplares encontrados en Fuerteventura y devolviéndolos a la naturaleza.

La paradoja se convierte en éxito

Dos de los guirres que en su día fueron salvados por el Centro de Fauna Silvestre de Tafira se quedaron en sus jaulas ante la imposibilidad de su vuelta al medio, así que se han consolidado como pareja reproductora. En junio de 2013, el centro que dirige el biólogo Pascual Calabuig consiguió sacar adelante por primera vez una cría de guirre, ‘Tamarán’, que fue liberada meses después en Fuerteventura.

El joven guirre se ha adaptado sin problemas a la isla de sus progenitores, que recorre por completo en busca de carroña para alimentarse, desde los barrancos del sur, hasta el islote de Lobos. Pero ‘Tamarán’ es un caso único, porque la misma pareja se reprodujo en 2014, pero los huevos se malograron en la incubadora, para desespero de los biólogos del centro.

La puesta de este año ha sido fructífera: ya se cría en Tafira un pollo de guirre que ha sobrevivido a un nacimiento prematuro y sigue adelante otro huevo.

El director del Centro subraya que el sueño de su equipo es reintroducir el guirre en Gran Canaria, apoyándose en la cría en cautividad a partir de poblaciones donantes de Canarias, como se ha hecho con la paloma rabiche. En este caso, la isla donante, si el proyecto prospera, sería Fuerteventura, que en contrapartida vería aumentar la diversidad genética de sus poblaciones de guirre.

Nacimiento de un guirre