Neil Harbisson no puede ver los colores, pero sí escucharlos.
Neil Harbisson nació con una condición que no le permite ver los colores, pero gracias a una antena implantada en el cráneo ahora puede escucharlos. La cámara web en el extremo de la antena convierte cada color en 360 ondas de sonido diferentes que Harbisson puede escuchar por los audífonos.
Está reconocido legalmente como el primer organismo cibernético en el mundo, y su caso anticipa un futuro de cuerpos tecnológicos con cerebros biológicos. Ahondando en la idea de obtener nuevos sentidos gracias a la tecnología, su pareja Moon Rivas, coreógrafa de profesión, usa una especie de sensores con forma de pendientes para determinar la velocidad a la que se mueve la gente de alrededor. Este es uno de los proyectos en los que está inmersa la Fundación Cyborg, fundada por el propio Harbisson y Ribas.
Las aplicaciones resultan de la necesidad de dar a una persona una capacidad motriz, auditiva o visual con la cual no nació, o en su defecto devolver una capacidad que se perdió por alguna circunstancia.
Entre las ventajas que aporta el hecho de poder conectar un cerebro humano a un ordenador, se destacan además la posibilidad de ayudar a enfermos de Parkinson, epilepsia, síndrome de Tourette, esquizofrenia y discapacidades, entre otros. Pero también aumentar la memoria, las capacidades matemáticas, los sentidos...
El primer cyborg tal y como lo percibe la sociedad llegó en 1998. Ese año, el profesor de cibernética en la Universidad de Reading Kevin Warnick se sometió a una operación para implantarse un chip RFID en su brazo.
Hay más datos al respecto en el blog de ciencia xataka.com
Neil Harbisson, El primer CYBORG