La palabra energía es un concepto maltratado por nuestro lenguaje. Se emplea continuamente para todo tipo de expresiones, muchas veces peregrinas o poco claras. Pero los físicos no tienen duda cuando la nombran. Energía es una cosa (o varias, en concreto), y no una idea vaga. ¿Cómo la definimos?

Por: Santiago Campillo

¿De dónde viene la energía?

El diccionario etimológico nos explica que la palabra energía proviene del latín, que a su vez tomó el concepto prestado del griego. En esta última, esta palabra relaciona la acción de trabajo con la cualidad del mismo. Es decir, la energía es un concepto que surgió asociado a la capacidad de realizar algún trabajo.

Podemos medir la energía solo en relación al trabajo realizado en un sistema, es decir, un objeto que se calienta o se mueve, por ejemplo.

Dicho esto, la definición actual de energía dice así: "Eficacia, poder, virtud para obrar" o "Capacidad para realizar un trabajo". Esta última definición es la que nos interesa. Aunque se nos queda un poco corta. Pues esta definición hace referencia a realizar un trabajo en julios.

Podemos medir la energía solo en relación al trabajo realizado en un sistema, es decir, un objeto que se calienta o se mueve, por ejemplo. Sin embargo, como decíamos, esto no es suficiente para hablar de energía. Aquí es donde llegan los tipos de energía.

 

¿Qué tipos de energía existen?

Para poder entenderla mejor, especialmente desde el punto de vista físico, que es al fin y al cabo la categoría a la que pertenece legítimamente, hace falta ponerle un "apellido". Así, encontramos  la energía atómica,  la cinética, la de ionización, la potencial, la electromagnética, la calórica, la eléctrica, la interna, la térmica, la del vacío, la de reposo, la de desintegración, la de enlace...

Encontramos la energía atómica, la cinética, la de ionización, la potencial, la elecromagnética, la calórica, la eléctrica, la interna, la térmica, la del vacío, la de reposo, la de desintegración, la de enlace...

Todas estas, como decíamos, están relacionadas con el trabajo y, de una manera u otra, entre sí. Por tanto, cada tipo de energía se mide según el trabajo realizado. Por ejemplo, la energía cinética se asocia al movimiento de las partículas y su magnitud se mide en función de la masa y la velocidad del cuerpo que estamos midiendo.

La energía potencial, por ejemplo, grosso modo, se define como el trabajo requerido para mover una masa desde un punto de referencia; y la energía de ionización** es la que hace falta para "arrancar" un electrón de un átomo**. La magnitud en este caso se expresa en electronvoltios o julios.

¿Y qué hay del calor? Esta es una de las manifestaciones más obvias de la energía para nuestra capacidad de entendimiento, ya que asociamos el aumento de temperatura con la energía. Y de hecho, la temperatura es una manifestación de la energía de un cuerpo, que se traslada de a otro mediante el calor.

Es muy famosa la expresión en la que se relaciona la masa y la energía, en la teoría de la relatividad. Pero en dicha fórmula, lo único que estamos haciendo es medir la energía en una magnitud donde también se considera la masa y el movimiento, además de otras magnitudes. Por tanto, como vemos, existen muchos tipos de energía, lo que puede que no nos ayude a responder fácilmente a la pregunta.

Qué no es energía

No podemos usar energía como un concepto definitorio en sí de una sustancia o entidad.

Por eso mismo vamos a darle la vuelta a la cuestión. Vamos a tratar de acotar la definición. No porque sea necesario, sino porque nos ayudará a tener claro dónde se sale de sus límites lo que realmente consideramos energía. Y es que energía no es una cosa. Esta es una idea esencial. Energía es una forma de medir, un concepto que habla de intercambio y de trabajo.

Por tanto, no podemos usar energía como un concepto definitorio en sí de una sustancia o entidad. Esto es bastante difícil de comprender, pues es ajeno a nuestro lenguaje. De esta manera, es muy común hablar de que un proyectil pierde energía, cuando se frena; o una placa solar produce mucha energía cuando está generando mucha electricidad.

Si hablamos de seres vivos, el término se vuelve aún más complicado, puesto que hablamos de energía para decir si estamos animados o voluntariosos. Esto, obviamente, es una forma de tomar prestado el concepto griego de energía. Sin embargo causa una serie de malentendidos que pueden resultar muy confusos.

Así llegamos al uso indiscriminado de la palabra energía, empleada especialmente en los círculos pseudocientíficos para justificar afirmaciones insostenibles. Se habla de "energía vital" o "energía del universo" o "energía positiva" o "negativa" cuando se trata de hablar de los beneficios de terapias o prácticas no avaladas por las evidencias.

Pero en todos estos casos la "energía" de la que hablan no existe, en primer lugar, porque tratan de identificar el concepto con un ente con una naturaleza propia, algo que ya hemos dicho que no es posible. En segundo, para ratificar el mal uso de esta palabra, dichas "energías" no son medibles, lo que nos hace pensar, si recordamos las definiciones de energía existentes, basadas precisamente en su medición, que no existe un intercambio de nada en este tipo de prácticas y, por tanto, que no puede haber ningún efecto, pues no se produce ningún trabajo.

 

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