Imagina que puedes recoger una muestra en casa, enviarla a un laboratorio y que te manden de vuelta unos resultados describiendo tus genes. Eso es posible e, incluso, útil. Pero, ¿qué puede contar realmente sobre ti este tipo de pruebas?

Aunque parezca fruto de la ciencia ficción, por fin ha llegado el día en el que hacernos un test personalizado de ADN es posible. No solo posible, sino que también es barato, sencillo y rápido. Con la tecnología actual podemos conocer nuestro genoma, la parte más íntima de nuestro ser biológico. ¿Cómo funcionan y qué nos pueden contar este tipo de pruebas?

¿Cómo se hace un test de ADN personalizado?

El ADN es una molécula gigantesca, en términos celulares, formada por ácido desoxirribonucleico. Su forma es similar a la de una cadena helicoidal y contiene toda la información necesaria para formar un ser vivo. En nuestro caso, por ejemplo, contiene nuestras características morfológicas y mucho más. Por ello, poder "leerlo" como si se tratara de un manual es de un gran interés para los científicos.

Y lo cierto es que hemos conseguido descifrar una gran parte de su funcionamiento. Pero todavía nos queda mucho más. Para poder analizar nuestro ADN, básicamente, debemos poder extraerlo del núcleo de la célula. Una vez fuera, lo desenrollamos y lo separamos para poder desentrañar su mensaje. Este viene en combinaciones de bases nitrogenadas, que asociamos a una letra A, C, G, y T.

Para poder leer todo este código, que es la combinación de millones de estas secuencias, usamos máquinas llamadas secuenciadores de ADN

Sin entrar en más detalle, estas combinaciones, como si de un código informático se tratara, nos permite expresar una proteína, por ejemplo. Para poder leer todo este código, que es la combinación de millones de estas secuencias, usamos máquinas llamadas secuenciadores de ADN. Aunque antes este proceso era carísimo, ya se puede secuenciar un genoma por apenas unos pocos cientos de euros, en poco más de unas horas.

Esto ha permitido que diversas empresas, hospitales y laboratorios cuenten con la capacidad de saber qué dice tu ADN. Lo que suele hacerse, grosso modo, es recoger la muestra (que puede hacerse sin supervisión), tratarla con un proceso sencillo para romper la célula y extraer el ADN. Es entonces, cuando se lleva a secuenciar. ¿Qué información obtendrán, entonces?

Lo que cuenta nuestro ADN

Actualmente sabemos que existen ciertos genes que están asociados con la obesidad y la forma que tiene nuestro cuerpo de asimilar los nutrientes. Por supuesto, sabemos mucho sobre los genes encargados de manifestar nuestras características corporales: el color y la cantidad de pelo, los ojos, la predisposición a tener lunares... También conocemos factores genéticos que afectan a enfermedades como la celiaquía, el Síndrome de Down y muchos otros.

Cada vez son más las compañías que pretenden mejorar la eficiencia deportiva, ayudar a adelgazar o a adquirir hábitos más saludables a partir de un test de ADN

A partir de esto, muchas propuestas comerciales proponen usar un test para mejorar la calidad de vida a nivel personal. Por ejemplo, cada vez son más las compañías que pretenden mejorar la eficiencia deportiva, ayudar a adelgazar o a adquirir hábitos más saludables a partir de un test de ADN. Sin embargo, nada indica que esto sea realmente posible. ¿Pero no conocíamos mucho más sobre la expresión genética? Sí, sin duda. Pero eso no quiere decir que sea suficiente.

La genética es muy compleja

Al contrario de lo que pensábamos hace años, el código genético es todo lo contrario a estático. No solo se modifica por mutaciones y errores en el propio código. La expresión de nuestros genes cambia según otros muchos factores, bastantes de los cuales son externos. Por tanto, no sirve conocer únicamente la combinación y el código. Hay que entender cómo interactúan los genes, los trozos de información encargados de una función, entre sí.

Aun así, hemos conseguido descifrar muchas de las “responsabilidades” y relaciones existentes. De esta manera, a día de hoy podemos detectar enfermedades, por ejemplo. Hemos llegado, incluso, a comprobar que existe la posibilidad de arreglar estas patologías genéticas. O a cambiar algunos patrones de vida que ayudan a que el genoma se exprese adecuadamente.

Proporcionalmente hablando, sabemos mucho más sobre cómo "leer" el ADN que sobre su expresión

Pero nuestro conocimiento sobre su funcionamiento no está equiparado a nuestra capacidad técnica para analizarlo. Es decir, proporcionalmente hablando, sabemos mucho más sobre cómo "leer" el ADN que sobre sus efectos, por decirlo de alguna manera. No, todavía no estamos preparados para tomar medidas a partir de leer un genoma. Aunque sí que se pueden realizar acciones específicas ante casos concretos.

Cada día nos acercamos un poco más a utilizar el valor de nuestra información genética en nuestro beneficio. Pero para ello hace falta un grupo de profesionales adecuado y capacitado. Esto no es tan común, y mucho menos barato. Se debe a que, como decíamos, las interacciones genéticas son extremadamente complejas, generando la necesidad de contar con un equipo multidisciplinar trabajando de forma coordinada.

A veces, limitar la información a la presencia de un gen, o de una de sus variantes, puede ser válido. Pero en la gran mayoría de los casos, lo que cuenta el ADN de nosotros es tan complejo que con un simple test personalizado no será suficiente, sino que tendremos que buscar más profundamente en nuestra información genética. Es muy probable que con el avance de las tecnologías, en un futuro cercano, seamos capaces de interpretar una gran cantidad de información a partir de nuestro código genético. Pero, por ahora, habrá que seguir dejándole esta interpretación a los especialistas.

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