Ardilla Moruna (Fuente: Tomás Crespo)

Por muy simpática que nos parezca, la ardilla moruna es una extraña en las Islas Canarias. Y como tal, hay que extremar las precauciones para evitar que este animal cause estragos en la biodiversidad de las Islas.

 

Entre la rica y extensa biodiversidad de las Islas Canarias, la ardilla moruna (Atlantoxerus getulus) no tiene sitio. A pesar de su porte juguetón, su vistosidad y su temeridad para con los seres humanos, esta especie está de más. Lo que no evita que ya haya marcado su territorio, probablemente para siempre, en Fuerteventura. Pero, ¿por qué este simpático animal es en realidad un peligro?  Y, si lo es, ¿de dónde ha venido y por qué? Ante todo, hay que estar alerta y avisar en caso de avistarlo para que las autoridades puedan encargarse. Pero conozcamos la historia detrás de esta ardilla.

 

La conquistadora que vino de África

Solo dos ardillas fueron suficientes para conquistar toda una isla, la de Fuerteventura. En 1965, procedentes de una antigua colonia española del norte de África, una pareja de ardillas llegaron a Gran Tarajal de manos de un vecino. Tras escaparse una, la otra fue soltada y, en tan solo tres años, las ardillas habían formado una colonia en una de las laderas cercanas. Lo que comenzó siendo una atracción para los vecinos, que las alimentaban, terminó por convertirse en una invasión en toda regla. Actualmente se estima que hasta un millón de ardillas viven por Fuerteventura. Pero también en otras islas donde se han avistado en numerosas ocasiones, aunque de forma más esporádica.

 

"En tan solo tres años, las ardillas habían formado una colonia en una de las laderas cercanas"

Pero, ¿qué tienen de malo? La ardilla moruna es una especie muy activa, con gran capacidad de adaptación y muy prolífica. Además, es omnívora, capaz de alimentarse tanto de vegetales procedentes de los cultivos, como de los huevos de las aves autóctonas, de los insectos o de las basuras. En general, en las Islas no hay depredadores fuertes o competidores que la amenacen. Aunque muchas especies sí que se alimentan de ella, pocas son las que las cazan de manera activa. Sin embargo, esta especie, "todoterreno", es una competidora especialmente efectiva que desplaza, es decir, impide el correcto desarrollo de otras especies más especializadas, autóctonas, propias de las Islas. Así, en Fuerteventura, la existencia de una colonia tan extensa pone en peligro algunas comunidades ecológicas endémica, que solo existen en las Islas.

 

Peligrosa para todos

Aunque no es demasiado común, la ardilla moruna también puede ser un foco de enfermedades para los seres humanos. Efectivamente, este roedor es un reservorio, es decir, un criadero viviente de algunos microorganismos que "conviven" con la ardilla, en su interior. Estos organismos no provocan ningún tipo de problema en la ardilla en condiciones normales, pero son peligrosísimos en caso de mordedura, pudiendo crear una grave infección. Igualmente, son capaces de transmitir enfermedades entre el resto de animales con los que conviven, poniendo en peligro a muchas especies.

"Son capaces de transmitir enfermedades a humanos y entre el resto de animales con los que conviven, poniendo en peligro a muchas especies."

Pero, encima, en el caso de los humanos la exposición a la infección es muy grande debido a lo simpáticas que parecen y a la temeridad que muestran. Pero no hay que olvidar que estas ardillas son animales salvajes y pueden resultar muy agresivas si resultan molestadas o acorraladas. Además de lo anterior, la ardilla moruna también sirve como reservorio para algunos virus altamente infecciosos, o, incluso, para el protozoo Leishmania sp., causante de la peligrosa Leishmaniosis. Por tanto, además de simpáticas, las ardillas morunas resultan ser peligrosos laboratorios biológicos con patas de los que hay que desconfiar.

 

 

 

Detalle del lomo de la Ardilla. Fuente: S. Rae | Flickr

 

Patrullando en busca de ardillas morunas

Equipos técnicos del Gobierno de Canarias llevan desde hace meses alerta ante la presencia de estas ardillas. Y con razón. Porque se ha avistado, como decíamos, en más de un lugar, más allá de Fuerteventura. Probablemente como fruto del desconocimiento, varias personas podría haber transportado a estos animales de una isla a otra, como mascotas. Pero esta práctica es peligrosa porque podría producirse una situación parecida a la de la gran colonia de Fuerteventura, desplazando a otras especies y dañando la preciosa biodiversidad de las Canarias. Por ello, varias campañas de concienciación animan a identificar a estas especie y el lugar donde ha sido vista. De esta manera, expertos en especies invasoras pueden poner las medidas adecuadas para controlar su número, en el caso necesario.

 

Cómo distinguir una ardilla

La ardilla moruna es muy característica por su tamaño y su gran cabeza. Su cuerpo y cola están recorridos a lo largo por cuatro bandas negras y dos blancas muy características. Además, suelen acercarse sin miedo a los seres humanos, con una actitud temeraria. Estos datos son suficientes para identificar a Atlantoxerus getulus.

"Se reconocen porque sus costados están recorridos a lo largo por cuatro bandas negras y dos blancas muy características."

En caso de haber dado con un ejemplar (o tener la duda) fuera de Fuerteventura, lo primero es tratar de avisar a las autoridades competentes. Por ejemplo, el Cabildo de Gran Canaria dispone de un protocolo de actuación para que, desde el momento en que se tenga constancia de un hallazgo, se inicien los trámites pertinentes para su control. Estos incluyen el solicitar autorización de trampeo al Gobierno de Canarias y proceder a su instalación en el punto donde se haya detectado la presencia de la ardilla moruna. Dichas trampas son específicas para no poner en peligro a otras especies propias de la biodiversidad de la isla.

 

 

Detalle de los carteles que advierten de no alimentar a las ardillas. Fuente: Rohn | Losviajeros

 

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