La basura espacial ha pasado de ser una cuestión de ciencia ficción a un asunto que preocupa seriamente a gobiernos y agencias. Ya hay medidas para controlar y solucionar el problema.

Imagen: Algunos de los objetos localizados en órbita Geosincrónica. Fuente: Wikimedia
 
Los seres humanos somos una especie con una gran tendencia a modificar nuestro entorno de una manera sin igual. Entre otras cosas, solemos producir una cantidad de basura increíble. No solo en la superficie de nuestro pequeño planeta, sino también en el espacio. Desde los comienzos de la carrera espacial, los desechos se han ido acumulando en el cielo. Lo que al principio parecía una cuestión sin importancia ha acabado por convertirse en uno de los problemas que más preocupan a los gobiernos y agencias. Y no es para menos, pues la basura, incluso, comienza a caer sobre nuestras cabezas.
 
 
300.000 piezas flotando sobre nuestras cabezas
 
Si todavía no ha visto Gravity, la película protagonizada por Sandra Bullock, ahora es un buen momento para hacerlo. El film, por desgracia, representa con bastante exactitud los efectos de un accidente desencadenado por la basura espacial descontrolada. Actualmente se estima que hay unas 300.000 piezas orbitando alrededor de nuestro planeta fruto de desechos, satélites olvidados y accidentes varios. De estas, unas 50.000 tienen más de un centímetro de diámetro. Esto las convierten en auténticas máquinas de destrucción. Según los últimos datos de la NASA, solo unas 17.600 de estas piezas ha sido registrada.
 
Pero claro, podría pensarse que esto solo es un problema para los astronautas y satélites. Pero, ni mucho menos. Recientemente hemos recibido varios impactos de basura espacial en la Tierra. Varios de ellos, de hecho, en vez de desintegrarse cayeron prácticamente íntegros a tierra, habiendo podido causar todo tipo de destrozos. Por suerte, la probabilidad de que esto ocurra es muy pequeña.
 
Para controlar la basura espacial las agencias y gobiernos ponen todos los observatorios disponibles a buscar y clasificar. Entre ellos, como no podía ser menos, está el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). La Estación Óptica Terrestre, también conocida como OGS por sus siglas en inglés, está instalada en el observatorio del Teide, a 2.400 metros sobre el nivel del mar. Desde allí se observan las pruebas en órbita de los terminales de comunicación láser a bordo de satélites en órbitas bajas y en órbita geoestacionaria. Pero desde 2001, la OGS tiene un importante cometido entre sus responsabilidades: vigilar la basura espacial.
 
 
Efectivamente, desde aquí se lleva a cabo el el rastreo para la detección y caracterización de basura espacial en la órbita geoestacionaria y en la órbita de transferencia GEO. Para ello, el observatorio tiene una cámara de gran campo, instalada en el foco Ritchey-Chretien del telescopio, con la que se dedica a esta tarea. Esta cámara de gran campo posee una distancia focal reducida de 4.5m, por lo que puede detectar con precisión objetos relativamente pequeños.
Océano Pacífico. Fuente: Wikimedia
 
Más rápido que una bala
 

"WT1190F golpeó la tierra varias decenas (o centenas) de veces más rápido que una bala"

Hace unos meses llegaba la noticia de un extraño objeto que caía en el océano índico. Denominado como WT1190F, este objeto provendría, probablemente, de los restos olvidados de un cohete. O tal vez como desecho de algún accidente espacial. Puede, incluso, que fuese parte de un viejo satélite perdido. En cualquier caso, este resto fue localizado en 2013 y, tras perderle la pista, fue encontrado, de nuevo, el pasado octubre. Justo un mes antes de su caída sobre la Tierra.
 
Y la llegada fue espectacular. Porque WT1190F impactó a unos 11.3 kilómetros por segundo. Si tenemos en cuenta que una bala viaja entre los 100 y 1000 metros por segundo, esto implica que WT1190F golpeó la tierra varias decenas (o centenas) de veces más rápido que una bala. Si además tenemos en cuenta que el fragmento medía varios metros, podemos imaginar la energía que contenía.
 

"Los picos de basura espacial más intensos se encuentran entre los entre los 850 y los 2000 kilómetros de altitud"

 
WT1190F es solo un ejemplo más de los miles de fragmentos que podrían caer sobre nosotros. Este trozo de basura espacial se encontraba orbitando a varios cientos de miles de kilómetros sobre la órbita. Sin embargo, los picos de basura espacial más intensos se encuentran entre los entre los 850 y los 2000 kilómetros de altitud, en la órbita de baja de la Tierra (o LEO). También tenemos un pico de densidad de basura a los 36.000 Km, donde se sitúan los satélites geoestacionarios.
 
 

 
 
 
Probablemente WT1190F formase parte de uno de estos satélites. Los restos de basura espacial tienen tres opciones. O bien orbitan de forma estable, convirtiéndose en un peligro para las misiones espaciales; caen sobre la tierra, como WT1190F; o bien cogen una velocidad orbital suficiente como para ser despedidos y perdidos en el espacio. En tal caso es muy poco probable que volvamos a verlo, lo que no elimina el peligro potencial.
 
 
 
Agujero realizado por un resto a alta velocidad.
Fuente: Wikimedia
 

"La propia Airbus ha planteado dos proyectos con los que crear una sección de "basureros espaciales""

 
Por todo ello, diversas agencias y empresas están dedicando un gran esfuerzo a la construcción de medidas sistemáticas contra la basura espacial. La propia Airbus ha planteado dos proyectos con los que crear una sección de "basureros espaciales" para poder limpiar el cosmos. Y es que parece que cuanto más avanzamos, más nos elevamos. Y cuanto más nos elevemos, más limpio necesitaremos nuestros cielos.
 
 
 
 
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