Cáncer, ¿por qué lo llamamos así?

La palabra cáncer puede provocar angustia, incertidumbre, miedo... Relacionada con un conjunto de enfermedades, en realidad el cáncer no es solo una patología, sino muchas de ellas asociadas a una serie de procesos que guardan algunas similitudes. ¿Por qué se llama así, entonces? ¿De dónde viene su nombre y cómo se produce? Hoy hablamos de todas estas cuestiones.

 

¿Qué es, en realidad, el cáncer?

Llamamos cáncer a un conjunto de enfermedades que tienen su origen en el crecimiento descontrolado de las células de nuestro cuerpo. Estas son como minúsculas máquinas tremendamente precisas. Aunque todas las células tienen el mismo material genético, el libro de instrucciones les indica qué deben hacer, según su disposición. Entonces, las células se transforman para realizar una función concreta.

Cuando esa información se estropea, la célula deja de realizar su trabajo. En una situación normal, esto supondría una última "orden" para la célula: autodestruirse para no suponer un problema. Sin embargo, en las células cancerígenas, esta orden no funciona y la célula disfuncional continúa comiendo y expulsando sustancias de desecho.

También continúa reproduciéndose, y muchas veces de manera más rápida y descontrolada. Como consecuencia, comienza a ocupar mucho espacio, consumir recursos y matar de hambre, envenenando o aplastando al resto de células sanas. Estas masas descontroladas son lo que llamamos tumores.

No existe un solo cáncer, como decíamos. Dependiendo de las células originales que se volvieron cancerosas, dónde aparece (qué tejidos y órganos afecta) o la propia naturaleza de las células, cada cáncer es distinto. Sí es cierto que algunos tienen características similares y pueden clasificarse juntos, pero en realidad existen centenas, si no miles, de enfermedades que llamamos comúnmente "cáncer" a pesar de sus diferencias.

 

De dónde viene la palabra 'cáncer'

Cáncer es una palabra que proviene del griego, de karkinos, que significa cangrejo. Esta, a su vez, proviene de karkah, cangrejo en sánscrito y de su raíz, kar-, que significa duro.

Los primeros en denominar a los tumores y otras lesiones ulcerosas como karkinos fueron, obviamente, los griegos. De este idioma también derivan otras palabras como carcinoma, ya que el sufijo -oma hace referencia al tumor, y significa tumor duro o maligno.

Los propios Hipócrates y Galeno, dos grandes médicos de la historia clásica, nombraban en sus escritos los tumores como karkinos. Más tarde, fue Dioscórides quien comenzó a llamarlos karkinomas. Por supuesto, del griego la palabra pasó al latín, y del latín se difundió hasta llegar a nuestros días.

 

  • Una neoplasia hace referencia a un "tejido de nueva formación", pero se aplica generalmente a los tumores malignos. Tumor, en sí, se usa para hablar de la tumefacción: hinchazón, "bulto" o aumento localizado de tamaño, en un órgano o tejido.

 

Además del cáncer, encontramos otros términos relacionados o similares. Por ejemplo, una neoplasia hace referencia a un "tejido de nueva formación", pero se aplica generalmente a los tumores malignos. Tumor, en sí, se usa para hablar de la tumefacción: hinchazón, "bulto" o aumento localizado de tamaño, en un órgano o tejido. Con el transcurso del tiempo se olvidó el sentido no neoplásico de la palabra tumor, y en la actualidad el término es el equivalente o sinónimo de neoplasia. Esto nos lleva a distinguir, por ejemplo, tumores benignos y malignos.

 

Cómo funciona el cáncer

Células de cáncer colorrectal tratadas. Fuente: National Cancer InstituteImaginemos una pequeña célula. Aunque tiene todo el manual de instrucciones codificado en largas cadenas de ADN, la posición que ocupa determina cuáles de ellas ha de leer y seguir. Algunas son básicas para todas (grosso modo): respirar, alimentarse, repararse... autodestruirse. Estas funciones básicas son imprescindibles para que la maquinaria que conforma a las células funcione.

En un momento dado, la célula sufre una serie de alteraciones en su manual de instrucciones. En él también viene cómo reparar dicho manual a partir de una copia, pero, a veces, ni siquiera esto es suficiente para arreglar un problema en el ADN. Si este es muy grave, puede que se estropeen hasta las instrucciones más básicas, aquellas que especifican que la célula ha de autodestruirse en caso de no funcionar adecuadamente.

Es entonces cuando comienza el proceso canceroso. Si la célula sigue teniendo el resto de instrucciones bien (alimentarse, reproducirse), seguirá haciendo copias de sí misma: una célula rota. Normalmente, cuando llega a este punto, las células también pierden el control a la hora de multiplicarse, porque es parte de las instrucciones que mencionábamos.

 

  • Tenemos entonces una masa de células descontroladas, que no producen más que problemas y que van ocupando cada vez más espacio. Pero siguen siendo nuestras células, por eso nuestro cuerpo no tiene capacidad de luchar contra ellas, porque identifica que son parte de él.
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Tenemos entonces una masa de células descontroladas, que no producen más que problemas y que van ocupando cada vez más espacio. Pero siguen siendo nuestras células, por eso nuestro cuerpo no tiene capacidad de luchar contra ellas, porque identifica que son parte de él. Existen, además, otros mecanismos que parecen defender a los tumores del control celular, aunque estos son más complicados de explicar.

 

  • El cáncer no es en sí una enfermedad en el sentido infeccioso de la palabra, provocada por un patógeno que nos ataca.


Pero, en definitiva, el cáncer no es en sí una enfermedad en el sentido infeccioso de la palabra (provocada por un patógeno que nos ataca), sino un mal funcionamiento de las células que provoca que nuestro cuerpo se vuelva contra nosotros mismos, generando una serie de consecuencias que pueden resultar letales.

Bibliografía

 

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