Cómo nos afecta el aire que respiramos

La contaminación del aire se puede ver a simple vista cuando es lo suficientemente densa. Pero no es necesario llegar a este punto para que resulte perniciosa para nuestra salud. ¿Cómo nos afecta y por qué? Los expertos y las autoridades, como la OMS, trabajan en reducir los elementos que pueden producirnos daño sin que tan siquiera lo sepamos.

 

¿Cuáles son los principales agentes contaminantes del aire?

La contaminación aérea se determina según ciertos componentes y la concentración que el aire tiene de estos. Así, por ejemplo, el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2), el ozono (O3) y las partículas en suspensión sirven para indicar la calidad del aire que respiramos.

El ozono es un componente esencial de nuestra atmósfera pero es muy perjudicial en las capas más bajas, en la troposfera. Esto se debe a que es altamente oxidante, reaccionando rápidamente con nuestros tejidos (especialmente las mucosas respiratorias) cuando se encuentra a concentraciones mayores de 100 µg por metro cúbico. Esta cantidad puede aparecer fácilmente a partir de compuestos como el NO2 propio de la contaminación. Hay una evidencia en el aumento de mortalidad y la cantidad de ozono.

 

  • El dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2), el ozono (O3) y las partículas en suspensión sirven para indicar la calidad del aire que respiramos.

 

Por otro lado, el dióxido de nitrógeno es uno de los indicadores principales de contaminación del aire, aunque no es el más nocivo. El NO2 se produce principalmente por los vehículos como producto de la oxidación del NO. Este gas juega un papel fundamental en la producción de ozono en la atmósfera y también en la formación de partículas en suspensión. En los lugares más contaminados puede provocar la precipitación de lluvia ácida, aunque muy suave.

El dióxido de azufre es emitido principalmente por la industria, aunque se produce en muchos tipos de combustiones, incluyendo a los motores de nuestros vehículos. Este contaminante es el principal causante de la lluvia ácida en zonas muy perjudicadas, pudiendo reaccionar en las capas más altas para volver a caer como ácido sulfúrico. Por suerte la emisión de este gas no es muy alta. La OMS recomienda controlar los niveles para que estén por debajo de los 500 µg por metro cúbico. Sus efectos son bastante agresivos, pudiendo agravar o provocar lesiones en el tracto respiratorio o mucosas.

 

  • Las partículas se clasifican entre pequeñas y muy pequeñas o finas. Todas ellas tienen un tamaño menor de diez micrones y por ello se mantienen flotando en la atmósfera.

 

Por último, pero no menos importante, más bien al contrario, están las partículas en suspensión. Este tipo de contaminación no es gaseosa, sino física, y es la más perjudicial de todas. Las partículas se clasifican entre pequeñas y muy pequeñas o finas. Todas ellas tienen un tamaño menor de diez micrones y por ello se mantienen flotando en la atmósfera. Estas pueden alojarse en nuestros pulmones, acumulándose y bloqueando los bronquiolos o provocando infecciones. Las partículas en suspensión están asociadas a cardiopatías, neumopatías y cáncer de pulmón entre muchas otras cosas. Los límites de seguridad se encuentran entre los 10 y los 20 µg por metro cúbico de media anual.

 

¿Qué puede provocar la contaminación del aire en nuestro cuerpo?

Las islas son un lugar con una calidad de aire relativamente buena. A pesar de ello, existen puntos de contaminación debido a la actividad humana que se concentra en ellos. Por otro lado, cada cierto tiempo ocurren episodios meteorológicos que incrementan esta contaminación. Un ejemplo de ello son las tormentas de arena procedentes del continente africano. Estas dejan una gran cantidad de partículas en suspensión.

Según la OMS, nueve de cada diez personas están respirando aire contaminado. Esto acaba con la vida de unas siete millones de personas cada año. Los efectos de la contaminación del aire sobre la salud son muy graves: se estima que un tercio de las muertes por accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y cardiopatías se deben a la contaminación del aire. Para hacernos una idea, la OMS afirma que se trata de un efecto equivalente al de fumar tabaco de forma general.

A excepción de las partículas en suspensión, que sí pueden provocar la infección o la obstrucción de los bronquiolos, el resto de contaminantes provocan efectos perniciosos más sutiles o indirectos, pero igualmente letales y peligrosos: ataques al corazón, deficiencias respiratorias o cáncer son solo algunos de los problemas.

 

  • Los efectos de la contaminación del aire sobre la salud son muy graves: se estima que un tercio de las muertes por accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y cardiopatías se deben a la contaminación del aire. Para hacernos una idea, la OMS afirma que se trata de un efecto equivalente al de fumar tabaco de forma general.

 

Estos se producen porque las mucosas de nuestros pulmones sufren importantes lesiones como consecuencia de la acción química o física de estos contaminantes. En el interior de los bronquiolos, gracias al tejido de estas mucosas, se produce un intercambio gaseoso complejo y muy delicado. Cuando ocurre una lesión, este intercambio pierde eficacia. Si, además, se produce una infección, el problema puede resultar muy, muy grave.

Tanto por los problemas respiratorios como por los propios problemas producidos por la infección, la progresión o el agravamiento de otras cuestiones de salud hacen que la contaminación del aire sea, actualmente, uno de los problemas más acuciantes, y más complejos de solucionar, en cuanto a salud humana.

 

Bibliografía

 

Más sobre este tema

 

 

Este sitio utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita y mejorar nuestros servicios. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, así como cambiar la configuración de cookies en cualquier momento. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Dispone de más información en nuestra Política de Cookies.

  Acepto el uso de cookies de este sitio