Bio, eco, orgánicos... ¿en qué se diferencian estos alimentos?

A día de hoy, las palabras bio, eco, orgánico, natural y otras similares pululan por nuestros supermercados y nuestros hogares. Muchas veces, asociamos estos epítetos a la calidad de los alimentos. Sin embargo, su denominación obedece a una cuestión mucho más mundana: la ley.

¿Cómo se denominan y por qué? ¿En qué se diferencian? ¿Es mejor optar por un alimento ecológico que uno que no afirma serlo? ¿Es más saludable uno bio que uno natural? Las preguntas se agolpan en nuestra cesta de la compra.

 

La diferencia entre bio, eco y orgánico es...

Ninguna. En España, las denominaciones bio, eco y orgánica, así como otras que hagan referencias similares, se consideran sinónimas y se regulan por los mismos reglamentos, tal y como indica el real decreto 1852/1993. En él se especifica lo siguiente:

Asimismo, y con carácter supletorio a otras indicaciones que pudieran establecer las Comunidades Autónomas, podrán utilizarse, además, las siguientes: «obtenido sin el empleo de productos químicos de síntesis», «biológico», «orgánico», «biodinámico» y sus respectivos nombres compuestos, así como los vocablos «eco» y «bio», acompañados o no del nombre del producto, sus ingredientes o marca comercial.

Las denominaciones, por tanto, hacen referencia a lo mismo, que no es otra cosa que su procedencia de la agricultura ecológica, según lo recoge el Reglamento (CE) 834/2007, aunque de esto hablaremos ahora. Solo los alimentos que cumplen con la ley, y que son aprobados por los comités, pueden llevar alguno de estos sellos y no existe diferencia entre ellos, a diferencia de otros países. Fuera de España, esto puede variar ligeramente.

 

  • Todas las denominaciones hacen referencia a lo mismo, que no es otra cosa que su procedencia de la agricultura ecológica, según lo recoge el reglamento

 

Adicionalmente a esto, podemos encontrar otros sellos procedentes de organismos privados y consorcios concretos que, aunque cumplen con la ley, no se corresponden exactamente con los sellos regulados. Estos otros, a veces, se pueden ver en España debido a la importación de productos, pero sus características no están controladas por la Comisión Europea más allá de los reglamentos.

 

¿Qué es un alimento ecológico?

Hemos nombrado ya los reglamentos en varias ocasiones. ¿A qué nos referimos? Según la Unión Europea, para que un alimento sea considerado ecológico (o bio, o eco, u orgánico, etc.) en España, debe de cumplir con una serie de premisas. Estas están estipuladas en tres reglamentos que marcan qué puede obtener el sello de "ecológico" y qué no. Todo lo que cumpla con ellos puede optar al sello. Estos son:

 

  • Según la Unión Europea, para que un alimento sea considerado ecológico (o bio, o eco, u orgánico, etc.) en España, debe de cumplir con tres reglamentos que marcan qué puede obtener el sello de "ecológico" y qué no

 

El Reglamento (CE) 834/2007, del Consejo, sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos. El Reglamento (CE) 889/2008 de la Comisión, por el que se establecen disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) 834/2007 con respecto a la producción ecológica, su etiquetado y control. El Reglamento (CE) 1235/2008 de la Comisión por el que se establecen las disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) 834/2007, en lo que se refiere a las importaciones de productos ecológicos procedentes de otros países. A esto se añade que a partir de 2021, el Reglamento 848/2018 deroga al Reglamento 834/2007. En resumidas cuentas, estos dicen que para obtener el sello los alimentos han de ser cultivados únicamente con fertilizantes naturales, no se puede usar pesticidas para el control de plagas y tampoco pueden estar modificados genéticamente.

Entre los fertilizantes naturales sí que se pueden usar aquellos productos preparados en las instalaciones propias, lo que se llaman preparados biodinámicos. No se pueden utilizar fertilizantes minerales nitrogenados y solo puede usarse un suelo que previamente ha sido aprobado para su uso ecológico. Con respecto a los alimentos bio, dependiendo del país, pueden ser alimentos que no han sido alterados genéticamente, ni sufrido alteraciones en un laboratorio, pero no significa que no se hayan usado pesticidas para su cultivo. En España, insistimos, bio es sinónimo de ecológico, sin excepción.

Una vez cumplido todo el reglamento, y tras un periodo de "cuarentena" en el que se prueba que los análisis coinciden con lo estipulado en el reglamento, el agricultor puede solicitar, previo pago del sello, la certificación de calidad y origen ecológico de los productos. Esta es concedida por un Comité de Agricultura Ecológica, que en España depende de cada comunidad autónoma. Estos son los últimos encargados de asegurar la calidad (según su procedencia) de los alimentos.

 

¿Son más sanos y más limpios los productos ecológicos?

A pesar de la intención, los productos ecológicos, a priori, no tienen por qué ser ni más sanos ni más ecológicos, valga la redundancia.En el primer caso, tenemos los estudios nutricionales. Hasta la fecha, no existen pruebas fehacientes de que estos alimentos supongan una ventaja para la salud. Esto, probablemente, se deba a las rigurosas medidas de seguridad que la industria alimentaria pone en la producción.

 

  • A pesar de la intención, los productos ecológicos, a priori, no tienen por qué ser ni más sanos ni más ecológicos, valga la redundancia.

 

Tampoco se han obtenido pruebas contundentes que demuestren que la agricultura ecológica produzca alimentos organolépticamente mejores ante igualdad de condiciones (salvando las distancias). Así que, por el momento, no podemos decir en ningún caso que los productos bio, eco y orgánicos sean mejores para la salud ni tengan más propiedades beneficiosas.

¿Y qué hay de la ecología? Tampoco existen evidencias claras de que la producción ecológica, generalizando, suponga un beneficio para el planeta. Por ejemplo, no se detectan diferencias importantes en la huella de carbono producida en grandes explotaciones ecológicas con respecto a las tradicionales. Probablemente, el problema esté precisamente en el tipo de explotación.

Al final, el sello solo depende de un reglamento, probablemente ineficaz. Según lo observado, existe un menor impacto en los alimentos producidos de manera local, con o sin sello orgánico, que aquellos marcados por la ley como ecológicos pero que han de ser transportados y producidos lejos del punto de distribución.

 

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