El tránsito de Mercurio, un espectáculo que nos transporta a otros planetas

El pasado 11 de noviembre vivimos un pequeño pero magnífico espectáculo: el tránsito de Mercurio. Este fenómeno no ocurre de forma habitual. Es más, su aparición obedece a reglas astronómicas más o menos complejas. Este "eclipse", aunque menos vistoso que el de los cuerpos celestes más cercanos, sigue siendo una fuente inestimable de datos.

Gracias a la información recogida durante fenómenos como este, podemos saber más cosas sobre exoplanetas y mundos alejados cientos y miles de años luz de nuestro hogar. ¿Qué hemos aprendido y qué podemos aprender de este inusual tránsito?

 

Los eclipses son poco comunes y el tránsito es muy inusual

Todo el mundo conoce los eclipses de Luna y de Sol. Estos, como sabemos, ocurren cuando los tres cuerpos: nuestro planeta, nuestro satélite y nuestra estrella se alinean de manera especial, haciéndose sombra de una manera característica. Sin duda alguna, los más espectaculares son los eclipses solares, momento en el que la Luna oscurece el Sol al hacer sombra sobre una parte de la Tierra, como si de una nube se tratase, pero muchísimo más grande.

Como también sabemos, esto ocurre cada cierto tiempo debido a la curiosa geometría celeste y al danzar de los astros, que se mueven de manera regular. Por esta razón podemos predecir estos fenómenos con bastante precisión gracias a las matemáticas. Algo similar ocurre con los tránsitos, como los de Mercurio.

En definitiva, el tránsito de este planeta es un "eclipse" ya que Mercurio se interpone entre la Tierra y el Sol. Lo que pasa es que Mercurio no está tan cerca, por lo que no observamos su sombra a simple vista (aunque podríamos, probablemente, si no perdiéramos las retinas en el intento).

 

  • En definitiva, el tránsito de este planeta es un "eclipse" ya que Mercurio se interpone entre la Tierra y el Sol

 

Los denominamos tránsitos porque, a la vista, esto es lo que parecen: una pequeña esfera transitando de una punta a otra alrededor del Sol. Las imágenes obtenidas suelen mostrar la sombra recorriendo, en línea recta, la amarilla superficie del centro de nuestro sistema. Esta línea pone de manifiesto una cuestión interesante: su órbita, como bien sabemos, no está alineada con la de la Tierra.

 

  • Mercurio suele transitar el disco solar en promedio unas 13 veces por siglo en intervalos de 3, 7, 10 y 13 años

 

Si fuera así, la línea sería perfectamente recta. Sin embargo, su plano parece inclinado. Esto nos da otra pista interesantísima sobre su ocurrencia, que no es "regular". Debido a su trayectoria, Mercurio suele transitar el disco solar en promedio unas 13 veces por siglo en intervalos de 3, 7, 10 y 13 años.

 

El complicado viaje de Mercurio

Si Mercurio y la Tierra orbitasen en el mismo plano veríamos pasar a Mercurio por el disco solar cada vez que nuestro vecino alcanzara la misma longitud heliocéntrica de la Tierra. A esto se le denomina estar en conjunción inferior. Como el periodo sinódico (es decir, el tiempo que tarda el objeto en volver a aparecer en el mismo punto del cielo respecto al sol, cuando se observa desde la Tierra) es de unos 116 días, veríamos el tránsito unas tres veces por año, más o menos.

Pero esto no es así. Mercurio se mueve en un plano que forma siete grados con la Eclíptica (la línea curva por donde pasa el Sol alrededor de la Tierra, en su movimiento aparente visto desde aquí). Para que el tránsito se produzca, Mercurio tiene que estar cerca de los nodos de la órbita además de estar en la mencionada conjunción inferior.

La Tierra atraviesa cada año la línea de los nodos de la órbita de Mercurio durante el 8 o 9 de mayo y el 10 u 11 de noviembre. Si para esa fecha coincide una conjunción inferior entonces veremos el tránsito desde nuestra superficie. Sin embargo, esto ocurre bajo unas reglas complejas matemáticamente lo que lo hace un fenómeno regular, pero no habitual.

El primer tránsito del que tenemos constancia es el registrado por Pierre Gassendi, en 1631. ¿Por qué no antes? Por una cuestión muy sencilla: antes no existían los telescopios. Con su invención se pudo observar por primera vez, confirmando los cálculos obtenidos por medios indirectos sobre este astro. El siguiente tránsito está previsto para el 13 de noviembre de 2032, y el siguiente, para 2039, etc.

 

De la Tierra a los exoplanetas

¿Qué podemos aprender de otros planetas mirando el tránsito de Mercurio? La cuestión es mucho más interesante de lo que parece en un principio. Observando el tránsito de mercurio podemos definir parámetros para detectar planetas muy, muy lejanos. En concreto, podemos tratar de definir cómo se comportarán de manera que, cuando los finos telescopios detecten una anomalía que concuerde con lo observado, sean capaces de identificarlo como un planeta.

 

  • Así, el más mínimo indicio será motivo de excitación entre los astrónomos, quienes podrán comprobar si lo que "observamos", a cientos de años luz, coincide con lo que hemos visto ya y con los modelos matemáticos.

 

Por el momento, detectar exoplanetas (planetas fuera de nuestro sistema solar) es una tarea ardua y compleja. Cualquier información, por pequeña y nimia que parezca, es importante. Información como la que nos da el complejo tránsito de Mercurio. Gracias a sus movimientos podemos prever qué órbitas y trayectorias encontraremos en los planetas de otras estrellas.

Así, el más mínimo indicio será motivo de excitación entre los astrónomos, quienes podrán comprobar si lo que "observamos", a cientos de años luz, coincide con lo que hemos visto ya y con los modelos matemáticos. Esto servirá para confirmar la detección y continuar explorando el infinito espacio en busca de nuevas agujas en este gran pajar que es el universo.

 

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