Hace unos 500 millones de años, durante el Cámbrico, aparecieron los primeros cnidarios, que es el nombre del grupo que engloba a las medusas. Estos animales de cuerpo gelatinoso se desplazan por el mar de manera inquietante, filtrando plancton o cazando peces gracias a sus cnidocitos. En ocasiones, en vez de un pez, somos nosotros los que nos topamos con estos minúsculos aguijones. Esto es lo que ocurre entonces...

¿Dónde está el aguijón de la medusa?

Al contrario de lo que ocurre con otros animales, como los insectos, algunos peces u otros seres marinos, las medusas carecen de un aguijón duro, visible. Aun así, tocar sus tentáculos es una manera de recibir un doloroso picotazo. ¿Acaso tienen una sustancia tóxica en su "piel"? No es eso. Picotazo es la palabra adecuada, porque lo que hay en los tentáculos de la medusa es, en realidad, un montón de aguijones de tamaño microscópico.

Estos aguijones son en realidad células modificadas conocidas como cnidoblastos. Estos contienen un orgánulo conocido como cindocisto consistente en un flagelo muy, muy modificado, con un filamento duro, muchas veces erizado de púas. Cuando rozamos el tentáculo, el cnidocisto se activa y el filamento sale disparado como un microscópico aguijón que se clava en la piel. Estos flagelos inyectan un veneno especial, citotóxico. Este destruye las células y puede llegar a ser muy intenso.

 

  • Cuando rozamos el tentáculo, el cnidocisto se activa y el filamento sale disparado como un microscópico aguijón que se clava en la piel

 

En los flagelos hay cientos o miles de estos cnidoblastos o aguijones de tamaño celular. Esto explica que veamos una gran mancha de color en la zona afectada en vez de un simple picotazo o una mordedura como veríamos en cualquier otro animal. Los cnidoblastos se encuentran en casi todo el animal, aunque los tentáculos y la boca son las zonas con más densidad de ellos.

Algunos casos de medusas son especiales, y solo presentan estas estructuras celulares en zonas muy concretas, pero, en general, es mejor no tocar a ninguno de estos animales, en ningún caso. Es más, una medusa "muerta", en la playa, puede seguir con sus cnidoblastos armados y listos para hacer su trabajo semanas después.

¿Qué hace el veneno de la medusa?

El cnidocisto inyecta en la víctima un veneno citotóxico especial. La palabra citotóxico quiere decir que afecta directamente a las células. La combinación de sustancias es variada, al igual que sus efectos. Mientras que algunos resultan ligeros y medianamente intensos, otros, como el de la célebre avispa de mar, son capaces de matar a una persona en cuestión de minutos. Entre las sustancias detectadas en el veneno de las medusas está la hipnocina. Esta toxina duerme la zona afectada, lo que sirve para paralizar a la presa. Este veneno paraliza el músculo y es capaz de imposibilitar el movimiento y hasta la respiración.

 

La thalassina es una de las toxinas más comunes y se encuentra en muchísimas de las picaduras

 

Por otro lado, la congestina, provoca nauseas, mareos, dolor abdominal importante y otra serie de daños relacionados con el sistema nervioso parasimpático. La thalassina es una de las toxinas más comunes y se encuentra en muchísimas de las picaduras. En baja dosis, la sensación que provoca es molesta y urticante. Sin embargo, en cantidades mayores, la thalassina puede provocar un paro cardíaco inmediato.

También hay otros componentes de origen biológico varios, aunque estos son los más comunes y peligrosos. La función de este veneno es atontar a la presa, de manera que la medusa, al rozarla, la imposibilita. De esta forma, lo único que necesita hacer, después, es introducírsela a través de la boca hasta la cavidad gástrica. Una vez dentro comenzará el lento proceso de digestión en el que participarán otras células especializadas pero muy primitivas en comparación con otros tejidos animales.

¿Hay algún antídoto para la picadura de una medusa?

No, no lo hay. Por desgracia, las toxinas de las medusas provocan un efecto celular inmediato y devastador. Por suerte, el daño suele ser localizado, aunque en algunos casos se extiende por el cuerpo rápidamente. Recientemente, un equipo afirmaba haber descubierto un antídoto para la picadura de la temida avispa de mar, aunque, por el momento, no hay casos reportados de usos exitosos. En el caso de que nos pique una medusa, lo único que podemos hacer es tomar una serie de medidas para que no empeore la situación.

 

Por desgracia, las toxinas de las medusas provocan un efecto celular inmediato y devastador

 

Por ejemplo, lo primero será retirar con cuidado los tentáculos. Recordemos que estos siguen armados, por lo que hay que hacerlo evitando que contacten con otras partes de la piel. Por suerte, los cnidoblastos solo se activan al contacto directo y su alcance es inmediato. Una vez retirados, se debe lavar la zona, pero con agua salada o con bicarbonato. Es importante no lavarla con agua dulce para evitar la acción de las toxinas y un mayor daño a los tejidos.

Por supuesto, hay que evitar por completo el uso de alcohol, amoníaco, vinagre o cualquier otra sustancia, muchas de las cuales están dentro del acervo cultural. Tampoco hay que aplicar vendajes o cubrir la herida, en la gran mayoría de casos. Frotar puede empeorar la situación, ya que tenemos un daño a nivel celular en la superficie. Por último, en caso de que la picadura provoque una reacción alérgica, hay que acudir inmediatamente a un especialista para evitar que se produzca evitando que este desencadene un mal mayor.

 

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