Clima y meteorología no son lo mismo: por qué el frío extremo es un indicativo del cambio climático
Todavía estamos viviendo la resaca de Filomena. Esta borrasca profunda, que ha azotado a España a principios de enero de 2021, se ha dejado sentir en todo el territorio. Ni Canarias, con una posición más favorable, ha esquivado sus efectos. Con tanto frío, sin embargo, muchas voces alzan una pregunta: "¿Pero no estábamos viviendo un periodo de calentamiento global?"
Los datos nos dejan muy claro que esto sigue siendo así. Pero, el cambio climático no implica que no vayan a existir episodios fríos, y extremos, como el de Filomena. Más bien todo lo contrario: confirma lo que más temíamos.
Meteorología y climatología, una diferencia esencial
Lo primero que es necesario dejar muy claro es que meteorología y climatología son dos conceptos totalmente distintos. Aunque están relacionados en cierta medida, no son sinónimos, ni mucho menos. En concreto, la meteorología es la ciencia interdisciplinaria, de la física de la atmósfera, que estudia el estado del tiempo, el medio atmosférico, los fenómenos producidos y las leyes que lo rigen. Esta se ocupa de los fenómenos que ocurren a corto plazo en las capas bajas de la atmósfera, o sea, donde se desarrolla la vida de plantas y animales.
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Por el contrario, la climatología es la ciencia que se ocupa del estudio de los fenómenos meteorológicos y sus variaciones a lo largo del tiempo cronológico. En otras palabras, cómo varía la meteorología a gran escala y a lo largo del tiempo. La climatología es, en su naturaleza, distinta y utiliza la meteorología como objeto de estudio. La climatología no puede predecir, por ejemplo, si va a llover esta semana, pero sí que dará los fundamentos para entender un cambio que ocurre durante millones de años.
La borrasca Filomena, por ejemplo, su estudio, las predicciones y su comprensión, entran dentro de la meteorología, no de la climatología. Por otro lado, el cambio climático, y el calentamiento global, entran dentro de la climatología ya que son variaciones que necesitan de cientos o miles de año en ocurrir. Sus consecuencias, además, son globales (de ahí sus nombres) y no locales como la borrasca.
El frío también es parte del cambio climático
Llevamos varios años en los que el calentamiento a nivel planetario aumenta con respecto al anterior, en su media anual. Sin embargo, esto, probablemente no siempre será así. Y mucho menos si lo miramos de forma local. Las temperaturas en una región pueden variar mucho más en el tiempo debido a factores climáticos que son mucho más grandes que los meteorológicos que observamos en el "día a día".
Por otro lado, un efecto conocido del cambio climático, predicho hace décadas, es el incremento de los eventos extremos en su intensidad, que no en su número. Es decir, no se espera que haya más heladas, más inundaciones, más sequías, pero sí que sean más extremas. Esto concuerda a la perfección con lo que estamos viviendo: los eventos meteorológicos ocurren con la misma frecuencia, aunque con una intensidad bastante mayor.
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De esta forma, por ejemplo, hemos visto episodios como esta borrasca, Filomena, que ha sido especialmente cruda en ciertas zonas de la península. No es raro vivir borrascas de este tipo y en esta época, pero sí es un evento poco común el que sean tan extremas. Esto, por supuesto, no contradice para nada el escenario común de calentamiento global que estamos viviendo. Como decíamos, dicho calentamiento ocurre a gran escala, independientemente de los eventos que podemos considerar pequeños, como la borrasca, que solo afectan a un territorio y un tiempo concretos.
Calentamiento global no es lo mismo que cambio climático
Esto nos lleva a otro aspecto importante de conceptualización: hay que entender que calentamiento global y cambio climático, si bien están relacionados, no son lo mismo. Los cambios climáticos se definen como la variación en el estado del sistema climático del planeta (en este caso la Tierra), formado por la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y la biosfera. Estos cambios perduran durante periodos de tiempo suficientemente largos hasta que alcanzan un nuevo equilibrio. Los cambios climáticos son comunes en la larga historia de nuestro planeta.
En el caso concreto del que vivimos actualmente, está caracterizado por un calentamiento progresivo y muy rápido, mucho más de otros observados en la historia de la Tierra, y cuyo origen está ligado, según las evidencias, a la acción del ser humano. Desde el auge de la producción industrial, a comienzos del siglo XX, se aprecia un incremento paulatino y constante de la temperatura media del globo. Esto es lo que llamamos calentamiento global. Si bien este cambio climático está dirigido por dicho calentamiento, no son lo mismo, como decíamos.
Es más, aunque no sabemos a ciencia cierta cómo acabará el cambio climático actual, hay expertos que predicen una etapa de glaciación prematura. Otro aspecto que ya hemos mencionado, relacionado con un episodio de cambio climático, es el recrudecimiento de eventos extremos. Por otro lado, el cambio climático actual preocupa porque se está produciendo a un ritmo increíblemente rápido.
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Hasta donde saben los expertos, este tipo de sucesos necesita mucho tiempo para producirse, pero el calentamiento global está dirigiendo el cambio climático en apenas décadas. No tenemos ejemplos que nos permitan saber qué supondrá esto para el planeta, aunque sí que existen previsiones más inmediatas de lo que el calentamiento global supondrá para el mundo: más sequías, la expansión de enfermedades y la reducción de biodiversidad, entre otras cosas.
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