¿Estamos solos en el universo? Esta pregunta lleva atormentándonos desde que tenemos consciencia como especie. Por ello dedicamos recursos y esfuerzos a la búsqueda de otros seres inteligentes más allá de nuestra estrella.

 

Este universo parece excesivamente inmenso como para que estemos solos en él. Así que desde que tenemos conciencia, recursos y tecnología suficiente no hemos hecho más que buscar y buscar entre las estrellas otros seres inteligentes con los que compartir la existencia. Ni qué decir tiene que hasta la fecha la búsqueda ha sido por completo infructuosa. Sin embargo, no nos rendimos. Cuanto más avanzamos en nuestra capacidad tecnológica, más nos acercamos a saber si realmente estamos solos o no. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo nos dedicamos a buscar vida inteligente ahí fuera? La respuesta es SETI.

 

"Hola, ¿hay alguien ahí?"

Las siglas SETI son un acrónimo en inglés que significa Search for ExtraTerrestrial Intelligence, o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre. Actualmente existen muchos proyectos SETI, es decir, muchos proyectos de búsqueda de vida inteligente en el universo. Pero, ¿cómo funcionan dichos proyectos? Hasta hoy la única manera que contemplamos como posible para contactar con otra especie es mediante señales electromagnéticas. ¿Por qué? Muy sencillo, porque es la manera más veloz y eficiente de que la información viaje a través de este nuestros vasto, vasto universo. A través del espacio, las ondas electromagnéticas como la luz se desplazan a través del vacío. Con antenas e instrumentos como los nuestros, dichas ondas pueden detectarse en el firmamento, registrarse y analizarse.

CSIRO, compact antenna array , Fuente: Wikimedia

CSIRO, compact antenna array. Fuente: Wikimedia

 

"La única manera que contemplamos como posible para contactar con otra especie es mediante señales electromagnéticas"

Por eso, nuestras antenas y telescopios, como el Gran Telescopio de Canarias del Roque de los Muchachos, mira con detenimiento el cielo, en busca de esas señales. Y diariamente recibimos miles de ellas. Pero no, no provienen de otras especies inteligentes. Muchísimos de los fenómenos que ocurren en el universo dejan una huella en forma de ondas electromagnéticas. Además, el palpitante universo en el que vivimos tiene una huella propia, conocida como radiación de fondo. Y una miríada de señales más. Pero repetimos, aunque todas son importantísimas para entender cómo funciona la realidad que conocemos, ninguna de ellas procede de otra raza inteligente, como nosotros.

Por eso, los proyectos SETI, además de observar el cielo con mucho detenimiento usando los mismos instrumentos que el resto de astrónomos, también dedican una grandísima cantidad de recursos a otra cosa: analizar la masiva cantidad de datos que recogemos. La información recolectada es tanta que hacen falta nuevos algoritmos matemáticos, computación compleja y todo tipo de herramientas para poder buscar con la exactitud de un cirujano, una señal que nos diga que no estamos solos en el universo.

 

Señales de otros mundos

"Muchísimos de los fenómenos que ocurren en el universo dejan una huella en forma de ondas electromagnéticas"

Aunque parezca mentira, ya hemos recibido candidatos extraordinarios para proceder de otra raza alienígena. Pero, por el momento, todos han sido descartados y, en cualquier caso, ninguna ha sido confirmada con una nueva señal a posteriori. La última la recibimos a través del telescopio RATAN-600, aunque en realidad, como supimos más tarde, resultaba de una interferencia producida en un canal militar. Más inquietante es la señal "WOW!", de la cual todavía no tenemos una explicación plausible. Sigue siendo un tanto misteriosa. Aunque por el momento no hemos vuelto a escuchar nada procedente de la misma situación de la que provino dicha señal. Así que, mientras tanto, aquí estamos, descifrando y analizando cada bit de información procedente de nuestros telescopios con la esperanza de encontrar, tarde o temprano, un mensaje de algún otro ser inteligente. Aunque esto es, por ahora, increíblemente difícil. Sencillamente, el universo es excesivamente grande. La velocidad a la que pueden viajar las ondas electromagnéticas es mucha. Pero no lo suficiente. Un mensaje enviado por otra civilización podría tardar miles de millones de años en llegar. Al igual que nuestros propios mensajes (pues sí, nosotros también hemos enviado varias señales al espacio), también tardará milenios o más en llegar a cualquier "antena" extraterrestre.

 

Señal WOW! Fuente Wikimedia

Señal WOW! Fuente: Wikimedia

 

Más formas de buscar vida extraterrestre más allá de SETI

"La última la recibimos a través del telescopio RATAN-600, aunque en realidad, como supimos más tarde, resultaba de una interferencia producida en un canal militar"

Pero como imaginaréis, SETI no es la única manera de buscar vida ahí fuera. Eso sí, es la única manera de buscar vida inteligente. Muchos otros experimentos e instrumentos se dedican a buscar indicios de vida en otros planetas. Bien de manera indirecta, con la detección de características o marcas distintivas de la vida en cuerpos celestes a través de telescopios avanzados; o bien mediante la búsqueda directa, es decir, mediante la observación de vida microbiana o de cualquier tipo, así como sus precursores o productos, en los cuerpos celestes que la humanidad llegue a visitar. Por supuesto, esto último es más costoso y trabajoso. Y no siempre a nuestro alcance ya que implica llegar hasta dichos cuerpos con sondas especializadas y capaces de analizar con precisión un rango muy extenso de sustancias.

Además de la búsqueda, los astrónomos también trabajan en hipótesis deducidas a partir de los datos indirectos. De esta manera, podemos afinar nuestra puntería en la búsqueda de sistemas más concretos y encontrar, por ejemplo, exoplanetas parecidos a nuestra Tierra que reúnan las condiciones más apropiadas para la vida. Por el momento, y aunque hemos avanzado mucho, todavía parece pronto para poder contactar con otro tipo de vida, ya sea inteligente o no. Aunque en las últimas décadas hemos realizado grandes progresos. Quién sabe, tal vez en un futuro cercano nos topemos con algo, una señal, un componente o un resto que nos haga estremecer pensando "Al fin. No estamos solos". Pero por el momento seguiremos observando con esperanza el firmamento.

Gran telescopio de Arecibo Fuente Wikimedia

Gran telescopio de Arecibo Fuente: Wikimedia

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