El guirre es una de las aves más emblemáticas de las islas, ya que es un endemismo del que solo quedan unos pocos cientos de animales, por no hablar que es la única rapaz carroñera de Canarias. Por suerte, gracias a los planes de conservación, este ave vuelve a surcar los cielos.

 

El guirre es una de las aves más emblemáticas de las islas, ya que es un endemismo del que solo quedan unos pocos cientos de animales, por no hablar que es la única rapaz carroñera de Canarias. Por suerte, gracias a los planes de conservación, este ave vuelve a surcar los cielos.

El alimoche es un ave bastante extendida por la península, África y Asia. A pesar de lo extenso de su territorio, su estado de conservación, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, es "en peligro". Esto es grave.

Pero más grave aún es el caso del guirre canario, o Neophron percnopterus majorensis, un endemismo que se encuentra en peligro crítico de extinción. Hasta hace algunas décadas, esta especie habitaba en prácticamente todas las islas. A día de hoy, sin embargo, su sombra solo se ve en zonas puntuales de Lanzarote y en Fuerteventura.​

La sombra del guirre

Hace miles de años que se separó del resto de miembros de la especie para formar una subespecie propia solo de las Islas Canarias.

El guirre es la única ave rapaz carroñera de Canarias. Actualmente, se estima, solo quedan unos 300 individuos. Muy pocos si tenemos en cuenta que este animal ya no es como el resto de los alimoches. Hace miles de años que se separó del resto de miembros de la especie para formar una subespecie propia solo de las Islas Canarias.

A diferencia del alimoche común, el guirre canario tiene un plumaje blanco, con un rostro amarillo particular. Los alimoches se encuentran entre las aves rapaces más pequeñas de todas, pero son especialmente beneficiosas en el ecosistema canario. Los guirres de las islas eliminan los animales muertos, descartando la posibilidad de transmisión de enfermedades y contaminación de las valiosas aguas insulares.

Los guirres de las islas eliminan los animales muertos, descartando la posibilidad de transmisión de enfermedades y contaminación de las valiosas aguas insulares.

Además de restos de animales muertos, estos pájaros se alimentan cazando insectos, reptiles, pequeñas alimañas o roedores. Otra de las fuentes de alimentación de los guirres son los vertederos y basureros, donde consiguen todo tipo de desperdicios, algo que también pueden poner a estos animales en peligro.

Su población, muy extendida a principios del siglo XX, se vio rápidamente mermada por culpa de la electrocución en los tendidos eléctricos, la colisión contra grandes estructuras y otros factores de origen humano. Esto puso a los guirres, rápidamente, en una posición muy, muy complicada.

En peligro crítico de extinción

A mediados del siglo pasado, la población de esta especie sufrió un grave descenso. En 1998 se contaban solo unas 23 parejas reproductoras, con apenas 150 individuos totales en las islas. La figura del alimoche canario, antes presente en todas las islas, quedó reducida a los paisajes majoreros y a Lanzarote.

Como decíamos, las causas principales de este descenso se deben, principalmente, a la acción del ser humano, directa o indirecta. Las redes de distribución eléctrica, los grandes edificios, la reducción de hábitat, los venenos y problemas procedentes de los basureros.

En apenas unas décadas, el guirre pasó a la lista de especies en peligro crítico de extinción. Ese es el paso anterior a aparecer como extinta en la naturaleza, y el penúltimo paso a extinguirse por completo. Ante las amenazas crecientes y el peligro obvio, en 2004 y 2008, en colaboración con el Gobierno de Canarias, se presentó un proyecto europeo LIFE para tratar de recuperar la figura del alimoche en el cielo de las islas.

“Llevamos más de 20 años realizando un seguimiento intensivo y exhaustivo de esta población en Fuerteventura. La recogida de datos detallados de seguimiento individual a largo plazo nos ha permitido aplicar análisis estadísticos más complejos, que a su vez han generado resultados que nos permiten entender mejor la ecología y demografía de esta y otras especies longevas”, comenta el investigador del CSIC José Antonio Donázar, de la Estación Biológica de Doñana y director del proyecto de seguimiento del guirre.

 

¿Y todo gracias a qué?

Un reciente estudio publicado en el Journal of Applied Ecology ponía de manifiesto que, en 2017, la cifra de guirres había mejorado muchísimo en los últimos 20 años. De los escuetos 150 ejemplares y 23 parejas reproductoras, ahora hay más de 300 alimoches y unas 64 parejas.

Esto es todo un éxito porque indica que el ave se está recuperando y podría continuar mejorando hasta alcanzar un número seguro para que su población no corra peligro. ¿Y todo gracias a qué? Al proyecto de conservación, el cual se centró en proteger a los animales de los peligros del tendido eléctrico y la carroña envenenada.

Las medidas de conservación son esenciales para comprender y valorar adecuadamente el peligro que sufren algunas de las especies más emblemáticas de las islas.

Entre las medidas adoptadas se corrigieron algunas líneas eléctricas en las islas, para hacerlas seguras, y se hizo una extensa campaña de concienciación. Esto último ha tenido un impacto especialmente positivo. Según el estudio publicado por Ana Sanz Aguilar, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, la educación ambiental y la concienciación de la población pueden ser vitales para combatir la actual crisis de la biodiversidad.

Las medidas adoptadas en este tipo de planes, como vemos, son esenciales para comprender y valorar adecuadamente el peligro que sufren algunas de las especiesmás emblemáticas de las islas. "Las medidas de conservación se han traducido en un aumento de la supervivencia, sobretodo de la fracción adulta de la población, que es precisamente el parámetro más determinante a la hora de garantizar la viabilidad de estas poblaciones”, añadía para la prensa la investigadora.

El estudio es doblemente positivo. En primer lugar, ha comprobado el estado de salud del ecosistema, donde el guirre va mejorando poco a poco. Pero, más importante aún, ha comprobado que las medidas puestas para proteger la naturaleza en Canarias tienen efecto. Un efecto que podemos ver, de nuevo, en la sombra del guirre.

 

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