En su fugaz llegada a la tierra, los rayos cósmicos desencadenan una cascada de partículas muy energéticas, pero también muy efímeras. 

Procedentes de los espacios más lejanos del espacio, de galaxias girando frenéticas y de estrellas bullendo a temperaturas inimaginables, nos llegan los rayos cósmicos. Estos rayos en realidad son partículas más pequeñas que los átomos viajando a velocidades cercanas a la de la luz. Son tan minúsculos y tan veloces que normalmente no chocan contra nada hasta llegar a nuestra atmósfera, donde muchos de ellos se estrellan contra sus átomos o son desviados por el campo magnético de la tierra. Bien, ahora bajemos al suelo. Nos dirigiremos a la isla de la Palma, a la cima del Teneguía en concreto. Este es solo uno de los conos del gran volcán que esconde el parque natural de Cumbre Vieja. También fue el último en vivir una erupción en las Islas, allá por los años 70. Bajo su suelo rojizo y oscuro se encuentra una gigantesca cámara magmática. No sabemos cómo es exactamente pues creemos que está vacía en parte, como una monumental y oscura cueva; o llena de roca fundida y espesa. De hecho, no sabemos cuán grande puede llegar a ser. Y es que medir una estructura semejante, en el corazón de un volcán activo, es una tarea titánica y peligrosa, suponiendo que podamos realizarla. ¿O no?.
 
Radiografiar un volcán
Volvamos a los rayos cósmicos. Entre sus partículas subatómicas podemos encontrar una en concreto llamada muón. El muón tiene una masa 200 veces mayor que el electrón, el protagonista de la electricidad, y su misma carga. Pero si pudieras detenerlo con la mano y pararte a mirarlo, no duraría el tiempo suficiente para que pudieras verlo, ya que su vida media es de unas dos millonésimas de segundo. Esta partícula se crea en una reacción en cadena provocada por los rayos cósmicos que llegan a toda velocidad hasta nuestro planeta desde el espacio. Al chocar con los átomos de nuestro planeta provocan una reacción en cadena en la que aparecen los muones, entre otras cosas. Los muones son capaces de atravesar la corteza de roca casi sin problemas, como los rayos X hacen con nuestro cuerpo. 
 
Ahora situemos un detector especial en el cono del volcán de Teneguía. Este detector es capaz de medir los muones que le llegan, así que vamos a ajustarlo para que mida aquellos que atraviesan el volcán. Gracias a la técnica desarrollada por el Instituto Volcanológico de Canarias junto al Instituto de Investigación de Terremotos de la Universidad de Tokio y del Instituto Nacional de Física Nuclear de Italia, podemos emplear esos muones como si de una radiografía se tratase, mostrando una imagen de las partes más densas y más suaves del interior del volcán. Y así, los rayos procedentes de muy, muy lejos, nos sirven para ver cómo es por dentro un volcán.
 
 
Por qué usar muones
La tomografía de muones, que es como se llama a este método, ha cogido mucho calado durante los últimos años. Se ha empleado para detectar cámaras ocultas en las pirámides, medir cuevas y simas así como las cámaras de diversos volcanes. Esto se debe a que la técnica es sencilla y bastante precisa. Por ejemplo, con otros métodos indirectos, las mediciones llegan a desviarse cientos o miles de metros. Con la tomografía de muones podemos medir la cámara del Teneguía con apenas 10 metros de desviación. Otra característica genial es la posibilidad de hacerlo en tiempo real y continuo. Es como si pudiéramos estar radiografiándonos constantemente pero sin consecuencias. Podríamos ver cómo cambian nuestros fluidos y cómo reaccionan nuestros músculos. Pues algo parecido pasa con el volcán.
 
Esto resulta muy útil, especialmente cuando detectamos algún movimiento debido a la actividad del volcán. En el caso del volcán de Cumbre Vieja resulta especialmente interesante ya que algunas mediciones hablan del colapso de la cámara magmática en una catastrófica caída que arrasaría, incluso, parte de la costa latinoamericana. Más allá de la consecuencia catastrófica, lo cierto es que la cámara se encuentra activa pero en una situación delicada. Aunque no se espera ningún evento peligroso, al menos a corto y largo plazo, la medición por tomografía de muones nos permite conocer mejor la dinámica de este volcán. También nos permite conocer más íntimamente los peligros que entraña, si es que los hay. Todo gracias a unos "sencillos" aparatos, fiables y precisos, al increíble universo que nos rodea y la mente privilegiada de algunos que ven respuestas más allá de sus misterios.
 

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